69/2014
“Ser independiente no es ser indiferente” –escuché en la radio en la mañana del domingo, 23/11/2014 arrancándome un
repullo como el que debió sentir el DonColón
cuando escuchó lo de “tierra a la vista” .
He necesitado un lunes entero para
comprender por qué semejante frase se me pegaba a los entresijos como una
sanguijuela.
¡Un lunes entérico he precisado yo
para poner en claro lo que me corroía por dentro!
Y resulta ser que mi conclusión es
la siguiente: que unos y otros, los de arriba y los de abajo, los de mi derecha
y los de mi izquierda, me han hecho resentirme de rescoldera en el guajerro
cada vez que me disparan eso de que “un buen ciudadano tiene que comprometerse.
Luego no te quejes”.
Bien mirado, me barrunto yo que lo
que pretenden es llevarse el agua a su molino a base de hacerme sentir una
asquerosa “INDIFERENTE”, mientras a mí, cada vez que escucho a unos y a otros,
se me hace una madeja en el cerebro que para sí la quisiera el escudo de
Sevilla.
Pero –se decía una servidora- ¿qué
necesidad tengo yo de partirme la cara con la Remedios, mi vecina del bajo, que
siempre me presta perejil cuando yo no tengo, y que es más azul que la sangre
de la duquesa de Alba, o con Dolorcitas, la del 5º, que viste de esa manera tan
de cuando éramos jipis, y cuya rojez no
tiene nada que envidiarle a la anilina de color idem, si luego, los rojos y los
azules oficiales se van de ligue, a comer caracoles todos junticos y amigados cada
vez que hay algo que repartirse, y a mí, si se descuidan, no me dejan ni las
tripas y el caldillo de yerbabuena dentro de las cáscaras?
Y va la radio y ¡hala!, me da la contestación
que yo llevaba buscando desde que empezó esto de la democracia.
Se va a enterar el primero que me
venga con monsergas a despellejarme en mi rellano a su vecino y, de paso, a
tupirme a mí por sacar la cara por todos como si una tuviera lisiada la vista para
los colores que a cada uno le conviene.
¿Indiferente yo? ¡Ni miajita! Una
tiene sus ideas muy claricas, que empiezan por la INTERDICCIÓN DE LA
DESCALIFICACIÓN PERSONAL y por la huida del CUERPO A CUERPO hasta dejarme las
uñas en cara ajena.
Lo cual, que eso me lleva a
INDEPENDIZARME de cualquiera que, aprovechando que el Pisuerga pasa por
Valladolid, empieza a tupir a todos los peces que nadan en el mismo río, solo
porque sus escamas no sean del color que se le antoja más bonico a los
pescadores nocturnos.
¿Está claro?
Una servidora no es una INDIFERENTONA
con bata de guatiné, sino una INDEPEMDIENTONA, que se niega a salir a la plaza
pública a hacerle el pregón de balde a los que se intercambian la paleta de
colores, ni voy a hacerles los mandados a los modernos “señoritos”, pagados con
dineros públicos.
Ni mucho menos voy a ponerme a
crucificar a mis vecinas por la sola razón de que piensen distinto a como mi
señorito piensa, para luego ver a mi señorito cómo se va con los Judas a
apañarse una casilla de nada en la playa en donde ventilarse a la policromía.
¿Qué quién es mi señorito? Pues
mire usted, compadre: DEPENDE. Una es eventual. No se deja contratar a sueldo
fijo con dineros publicos, no sea que, con los trienios, se encapriche de las
ideas de quien le paga y se le quede vacía la sesera propia.
En “CasaChina”. En un 25 de Noviembre de 2015
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