PazCiencia
Como
sugiere esta marca que uso para mi investigación como Mediadora, LA PAZ no es
un don divino, ni algo que surge por generación espontánea como las setas.
Ni DIOS ni PASTEUR
andan con ganas o tiempo suficientes como para dedicarse a conceder lo que nosotros
no somos capaces de trabajarnos ni estamos en condiciones de demostrar.
Tampoco
creo suficiente lo de agitar banderas pacifistas, que acaban desteñidas, gritar eslóganes
que se olvidan a las pocas horas o juzgar a los presuntos culpables de lo que
sea, y que suelen ser simples testaferros de los verdaderos actores del drama.
Y,
siempre a mi entender, si hay algo definitivamente ineficaz, es implicarnos en
una insensata caza de brujas, buscando culpables, posicionándonos a favor o en contra
de unos u otros y –como vulgarmente se dice- haciéndoles el caldo gordo a los
de este o el otro bando, para acabar
siendo la disculpa de los que utilizan las mayorías para gritar que tienen razón
porque tienen más gente –votos- a su favor, porque ello me recuerda un
romancillo que gusto de utilizar:
“Llegaron los
sarracenos
y nos molieron a
palos.
Que Dios ayuda a los
malos
cuando son más que los
buenos”.
La
PAZ hay que trabajársela. Y hay que mantenerla desde la NO PERTENENCIA a
banderías de cualquier signo.
Y el CONTRATO
DE TRABAJO para desempeñar la faena de LA PAZ ha de ser INDEFINIDO y con presupuesto
emocional para las labores de MANTENIMIENTO.
Se nos llena
la boca gritando ¡LIBERTAD! Sin detenernos a pensar que sin PAZ nunca hay LIBERTAD.
![]() | |
A mi derecha un tal Carles A. Guitar, de Barcelona, de quien no supe más |
¿Palabras?
¡No!
En 1968 -¿recordáis
la el Mayo Francés de aquel año?- viví en carne propia dos experiencias de
TRABAJO POR LA PAZ que quiero compartir.
La gente
estaba tan crispada en Europa, que Francia pareció estallar por los cuatro
costados.
No sé muy bien
cómo surgió la primera de las vivencias, pero, de repente, a finales de Junio, me
vi con una mochila al hombro, en un tren
camino de Barcelona, desde donde tomé otro
tren para Lyon a donde llegué antes de haber amanecido y, desde allí,
después de comerme una lata de mejillones en el mismo anden, tomé otro a Maçon
donde dejamos el tren e iniciamos el ascenso a pie hasta la colina de Taizé.
He dicho “iniciamos”
porque, a aquellas alturas del viaje, ya nos habíamos reunido varios amigos
españoles: Victor Cort y su novia (de Madridejos), Antonio Zapero (un cura que
luego dejó de serlo) y algunos más de Madrid y Barcelona. Pronto se nos unieron
varios suizos, algún italiano y unos más que debían ser de países para mí
desconocidos. Se trataba de un encuentro internacional de juventud de distintos
países y CREENCIAS que, durante unas semanas, vivimos y convivimos en la
llamada Iglesia de la Conciliación un desnudarnos de nuestros credos para
entender los de los demás.
![]() |
Este muchachito era Holandés |
Nunca olvidaré
a Roger, el Prior de la Comunidad, a
Robert, el encargado de atender a los españoles. Ni a aquel hermoso muchacho
rubio con pantalones vaqueros, que me ofreció una manta para poder desquitarme
en la pradera del sueño acumulado durante tan largo viaje, desde mi Pueblo de
Sierra Mágina hasta aquel otro cercano a los Alpes, y a la tarde me lo encontré
enfundado en su largo hábito de monje sin haberse dado cuenta de que me había
enamorado de él durante unas horas. En aquella aldea iba a vivir una de las
experiencias más extrañas de mi vida: hablábamos idiomas distintos, muy
distintos. Teníamos creencias distintas; muy distintas. Y una sola cosa en
común: nuestra juventud llena de buena voluntad buscando las rutas de LA PAZ.
El proyecto era compartir y compartirnos
dentro de la meditación sobre lo que se puede hacer cuando todos somos uno con un proyecto común.
Hablar de
Taize es hablar de una experiencia personal y SUBJETIVA que estoy segura de que,
a pesar del proyecto común, fue distinta para cada uno de nosotros.Pero experimentamos el mundo de los afectos ajenos a las creencias.
Ninguno de nosotros podríamos ya batallar contra nuestros compañeros de aventuras de juventud.
Para quien
quiera saber más OBJETIVAMENTE sobre Taizé, hay información en internet que
siempre resultará insuficiente, porque nada tiene que ver lo que ES con lo que
cada uno pueda experimentar. http://www.taize.fr/es http://es.wikipedia.org/wiki/Comunidad_de_Taiz%C3%A9
Desde Taizé nos
trasladamos a un Albergue de Juventud, en Chamberí, (Bougét du Lac), donde
nos preparamos para la segunda fase de
nuestro viaje iniciático.
La segunda de
mis experiencias de aquel año fue la RUTA DE PAX CHRISTI, de cuyo movimiento
también hay constancia en Internet: http://www.paxchristi.net/es
![]() |
Se llamaba Fernando. Y era sacerdote |
Las RUTAS eran
marchas a pie, de varias horas cada día, durante unos diez días, con varios grupos formados
por unos 20 jóvenes de distintas nacionalidades que, partiendo de pueblos
radiales, iban acercándose a una ciudad central donde convergerían todas las
rutas días después. Cada noche se llegaba a una villa distinta donde la
gente nos acogía en sus casas, nos ofrecían baño, comida y cama a cambio de la “velé”
-la velada- que nosotros montábamos para el pueblo
cantando, recitando e implicándolos en el conversatorio de nuestro tema, LA
PAZ, que íbamos charlando entre nosotros durante la marcha.
La fiesta final fue aquel año en Annecy, y la fiesta, junto a la Estación de Ferrocarril, un acto de amor sin fronteras.
Este
movimiento, aunque fuertemente impregnado de cristianismo de cualquier
religión, (Católicos, Protestantes, etc.) nació promovido por jóvenes franceses y alemanes, como RESPUESTA LAICA a la II Guerra
Mundial, con el fin de que, mediante el conocimiento entre los jóvenes de
distintas (y enfrentadas) nacionalidades y los paisanos de los países donde se
organizaban las Rutas, nadie quisiera ya entrar en una nueva confrontación mundial
contra aquellos a quienes había abrazado y con los que había caminado en una peregrinación de PAZ sin banderas ni consignas.
UN COMPROMISO
MÁS, Y DE POR VIDA entre los Routieres es que, cuando alguien de Pax Christi
se presente en nuestra casa, SIEMPRE le daremos cama y comida. Durante años
he estado recibiendo en mi casa a viejos Routieres de todos los Países.
Al hilo de
esta historia, y en la coyuntura de lo que está sucediendo en Oriente Medio, se
me ocurren algunas ideas de trabajo eficaz por la PAZ, al margen de cualquier
idea o creencia:
¿Qué tal trabajar por un CAMPAMENTO DE PAZ
EN NUESTROS PAISES, dónde recibir y reunir niños palestinos y judíos para que se conocieran de cerca a través del juego?
¿Podríamos trabajar los afectos
interculturales por la paz del futuro?
En "CasaChina" En un 13 de Julio de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario