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Este Poemario, que ya se encuentra a la venta en El Corte Inglés, tiene un hermoso prólogo del Escritor Juan Revelo Reveelo que merece ser recogido aquí:
PRÓLOGO
La
poesía de Socorro Mármol Brís se mueve sutilmente en los dos lados de una misma
línea fronteriza ubicada entre su presente y su pasado: un presente
significativo y vital, y un pasado nostálgico, en donde la recuperación de los
recuerdos, a través del lenguaje, es tarea que ella logra con munificencia
gracias a su sensibilidad y a su buen oficio literario.
La
palabra de la autora en este libro provocador y bien escrito es ella misma y, a
la vez, puede ser la palabra no dicha de algunos de los personajes que
transitan en estos poemas. Cada verso comunica al lector algo, lo toca, lo
confronta, lo invita a reflexionar sobre los seres humanos especialmente cuando
éstos se ven enfrentados ante el amor, la soledad, y la muerte. Aún las pausas
y los silencios que encontramos en estos versos, hablan y nos sorprenden. Ella,
la poeta, es su palabra y su verdad, y esa palabra protagónica, a veces, se desdobla y sirve de
puente para que el lector también escuche la palabra no dicha por el otro, por
el hombre a quien ella le habla, desde sus reminiscencias y nostalgias, en un
ejercicio de diálogo catártico e invención suprema. ¿Recuerdas / el rumor de las noches de invierno? / ¿Y el asalto de
aquella impedimenta de osadía? / ¿Y la complicidad de tantos versos…? (…) ¡Ah
hombre vagabundo / eterno peregrino de mi larga vida / del que nada conozco/
sino el beso imaginado, / inagotablemente imaginado, / ese que nunca fue…
Sabemos
que la poesía revela, con palabras luminosas y metáforas apacibles o cruentas,
la parte más secreta de la vida de los autores. A veces, ni ellos mismos se dan
cuenta de que es su propio ser el que se refleja en su creación literaria, y
eso es, precisamente, lo que ocurre en los poemas de “Doliendas”. Dos ímpetus
enfrentados habitan los versos de este magnífico libro: uno de certezas,
ascensión y euforia; otro de incertidumbres, circunspección y lágrimas. Y es en
esa doble presencia donde emerge el testimonio íntimo de la autora con sus cavilaciones,
sus duelos, sus remembranzas y sus sueños. Allí encontramos el valle florecido
y el abismo silencioso; allí, la “indómita riada” que arrasó con lo cotidiano,
y también la sequía que humilló los brotes del nuevo árbol que antes de ser el
preferido fue un gajo, un esqueje
“capaz de enraizar en el desierto”.
Jaime
Sabines dijo alguna vez: “La poesía es la posibilidad de salvarse a uno mismo”.
Yo estoy de acuerdo con él, y creo que Socorro Mármol Brís, al escribir este
inquietante libro, transitó por esos caminos salvadores, por esos meandros
enigmáticos que son los de la interiorización de las vivencias; ejercicio
sanador con el que intentamos interpretar los sucesos inexplicables, las
singularidades del destino, las vicisitudes que nos causaron dolor y, a la vez,
con el que ansiamos comprender el misterio que guardan los hallazgos fortuitos,
la alegría de los reencuentros, y el temor a los naufragios, a las ausencias y
a la soledad.
Ese
recurso salvador que tienen los poetas, se intuye en este libro. La autora ha
podido “bucear en su propio océano hasta encontrar las palabras, la tonalidad,
el ritmo y las imágenes que le permiten expresar lo que halló en su búsqueda
interior”. Búsqueda de su propia voz que se expresa, con reveladoras imágenes,
en las dos partes de este poemario; páginas habitadas por los seres, los
lugares y los sucesos que marcaron su niñez y su adolescencia transcurrida en
Sierra Mágina, y por las experiencias significativas que nutrieron su vida
adulta. Imágenes alimentadas por los recuerdos de “la voz salvaje de las
pérdidas” y de los “silencios cóncavos”; síntesis de lucidez y añoranzas, de
alegrías y desarraigos, de amores y desamores, que llevan a la autora a hacer
una introspección profunda, y que dan como resultado los retratos que ella
tiene de sí misma, y que nos los ofrece, tal vez inconscientemente, como una
confidencia para que podamos comprender el evocador y nostálgico contenido de
este libro. Veamos algunos fragmentos de esos retratos:
* Mujer estancia:”Son
mis venas de plomo, desde siempre / y me desangro herida, gota a gota: / grifos
que siguen siendo todavía / un cálido goteo de la ternura, / (quizás
extemporánea)/ dejando alguna mancha de caliza / en el empañado lagrimal de los
desagües.
* Mujer Onírica: Codicié tu plumaje entre las
sombras. / Soñé con ser el ave / y en mi avidez de alas que ascendían como un
vértigo / la infinita escalada de inciertas travesías / fue urgente mi
vehemencia de huidas sin espacio / con aquel sueño altivo de libertad, de
alturas.
* Sarepta, la viuda fenicia: Ahora soy Sarepta, la enlutada / la mujer dividida de un tronco
entristecido. / Soy Sarepta, / la que llenó su vientre en el vacío / y se
inmoló a los dioses de la nada.
Entonces,
estas mujeres: Mujer Estancia, Mujer Onírica y Mujer Sarepta, y también otras
consustanciales a ellas: las inseparables “Gaviola de Aznaitín” y “la Señora de
Mágina”, son la misma persona que escribió este poemario amoroso y entristecido;
la misma mujer poeta y narradora,
nacida en Andalucía para España y para el mundo, dueña de un estilo contundente
y propio, quien agrega este libro a su acreditada producción literaria,
reconocida en Europa, América y África adonde ha llevado su voz y su palabra
como representante de la poesía de altos quilates que ella y otros autores están
escribiendo en el comienzo de este siglo XXI. Por ello, estoy seguro que
“Doliendas” de Socorro Mármol Brís será en España, el poemario–revelación del
año 2015, y uno de los más importantes de Iberoamérica.
Deseamos buen viento y buen vuelo migratorio
para los poemas–pájaros de este hermoso y memorable libro. Ni las montañas, ni
el océano, ni el paso del tiempo, serán barreras que impidan su vuelo limpio y libre;
por el contrario, sus versos serán puentes de unión entre nuestros continentes fusionados
por el mismo idioma, en donde la poesía y los proyectos literarios compartidos empiezan
a derribar añejas fronteras, y a sembrar semillas de confraternidad solidaria,
y a construir caminos de comprensión, amistad y afecto.
JUAN REVELO REVELO
Bogotá, 14 de
febrero de 2015.
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